El pasado 3 de Julio nos escurrimos hasta Tineo a ver la Feria de la Lana de la que ya os había hablado y os voy a dejar un completo reportaje gráfico para poneros los dientes largos y que os animéis a ir el año que viene.
Llegamos muy pronto y había poca gente, pero nos encontramos en medio de uno de esos paisajes verdes asturianos con un pueblo de cuento, no en vano Tuña fue Pueblo Ejemplar de Asturias hace unos años: tiene palacios antiguos, puentes de piedra, molinos -que por cierto se nos olvidó ir a ver-, hórreos y paneras y unas casonas preciosas. Es pequeñito pero precioso.
Lo primero que nos encontramos fue un mercadín de artesanía donde había un montón de cosas, desde madera a porcelanas pasando por quesos y embutidos de distintos tipos diciendo «cómeme»…
Entre las cosas que se podrían ver había una casa vaqueira, que reproduce la forma de vida vaqueira y que no os enseño por dentro porque eso hay que verlo en directo. Por cierto, en este sitio por la tarde se repartía «café tizón» del que nunca había oído hablar pero según me contó Rosina, que la encontramos por la zona, es un café de pota que se revuelve¡¡ con un tizón de la brasa!!
Junto a la casa vaqueira podéis ver dos construcciones típicas asturianas: un hórreo y una panera, ambos utilizados para el almacenaje de alimentos y que se diferencian por el número de «pegoyos» -pies de piedra- que tienen. El hórreo tiene 4 y la panera 6 o más.
Y por la tarde comenzó lo que tanto esperaba: la Feria de la Lana.
Por un lado, se comenzaba el proceso de la lana con su lavado, secado y el apartado de pajas y otras impurezas.
¿A que no sabéis cuántos paisanos hacen falta para trasquilar a un carnero?
Pues aquí había cuatro y el animal quedó así de guapo y fresco:
Tiene su mérito porque lo estaban pelando con unas tijeras antiguas de esas que parecen una u, pero claramente afiladas.
Luego le tocaría el turno a esta pobre que estaba asándose en vida…
Al lado de estos estaban las hilanderas, cardadoras, torcedoras y tejedoras…
Es curioso pero la mujer de negro con mandil de cuadros me trajo unos recuerdos tremendos de la infancia ya que la mayor parte de las mujeres mayores que conocí por aquel entonces vestían así, alguna incluyendo el pañuelo negro en la cabeza y las madreñas.
Por otro lado estaba Yolanda, Filandera de Pillarnu, que nos dio una clase práctica de teñido de lanas con productos naturales.
Las ollas en las que se teñía la lana…
Según nos contó en cada una había varias cosas distintas: por un lado la lana con las cáscaras de cebolla, por el otro el sulfato de cobre y por otro el cremor tártaro para morder de manera distinta la lana. Esto daba un color diferente a la lana con el mismo colorante. Qué cosas.
¿Os fijásteis en el color? Es precioso 🙂
Y esta imagen que viene a continuación, no sé si la habréis vivido o visto alguna vez pero yo os puedo decir que la he sufrido en carne propia.
Esto se llama «varear la lana» y era lo que se hacía con la lana de aquellos colchones antiguos cuando se lavaba: se la extendía a secar al sol y con unas varas larguísimas de avellano se azotaba de vez en cuando. Luego, cuando estaba seca, se rellenaba el colchón y se cosía.
Como método quita-estrés, el vareo de lana es ideal pero dormir en colchón de lana… es una auténtica pesadilla, por muy calentito que fuese, porque te adaptabas a la postura de la cama o te armabas de valor para agitar el colchón hasta redistribuir la lana, y pesaban lo que no está escrito x-D
También se podía ver un tallerín de telar…
… ¡y una rueca manual!
Os juro que hasta este día sólo las había visto en foto o dibujo. ¡Pedazo armatoste!
Otras de las cosas que se pudieron disfrutar este día fueron bailes y deportes tradicionales, pero de estos no tengo ninguna foto: hacía tanto calor que estábamos muy ocupados en el chigre, resguardándonos a la sombra.
¿Qué más os puedo decir?
Que me traje un chosco de gochu celta, una hogaza de escanda, una cecina la mar de rica, un cuenco de cerámica vidriado en azul y dos bobinas de lana de las que ya tendréis noticias.
Que el año que viene, espero poder unir mi rueca a estas mujeres, que os animéis a ir y que la Asociación de Mujeres «Cuarto de la Riera» han trabajado duro para montar esta feria: ¡enhorabuena!
¡Hala! Esa rueca es igualita a la que trajo Laurentino Cabo al mercado ecológico de Gijón. ¡Enorme! Que pasada de colores tiene esa lana <3
Y tan enorme Sara. Imagínate el brazo que se hacía dándole a la manivela x-D
Me ha encantado el repor, a ver si otro año me pilla cerca y me entero con tiempo!
Qué mercado más chulo!
¡Que interesante todo! A mi también me ha llamado la atención la señora de negro. No ha necesitado vestirse con ropas antiguas como sus colegas. Me ha recordado a mi abuela, que vestía exactamente igual que ella.
Que fotos más chulas! Al final nosotros lo que nos llevamos a casa fueron unos quesos de Tineo, que ya estamos terminando y deseando ir a por más. Los mejores quesos asturianos que he probado hasta el momento. El queso azul estaba de requetemuerte!
hola recien vi tu articulo,es de lo mas precioso.yo soy Mexicana pero al ver tu reportaje me parese estar viendo un pueblo tipico de mi Mexico querido es exacto solo el color de las personas cambia,porque mi gran jente indijena de Mexico hace exactamente lo mismo,y la higlecia el pequeno rio,todo me recuerda,mi hermoso pueblo y mis hindijenas,queridos de los cuales soy horgullosante parte,y algun dia bisitare,hesta feria en Tuna,Espana,pues haora se de donde mi abuela sabe tanto de la lana.lo cual yo aprendi tambien.y Viva! Mexico,con sus raices.
😀