Está claro que siempre nos guiamos por los gustos personales sin pensar en cómo quedará una vez montado en las agujas pero nos podemos llevar sorpresas, unas veces agradables y otras no tanto.
Pero, como se suele decir, no hay cosa de la que no se aprenda. Por ejemplo, que con una lana de colores lisos se ven mucho mejor los diseños en el tejido que con una lana de fantasía, o lo que es lo mismo, de múltiples colores, ya que esos cambios de color tienden a ocultar el trabajo que tanto nos costó tejer.
Un ejemplo
Uno de mis chales favoritos es el Laminaria de Elizabeth Freeman, un patrón gratuito espectacular de esos que gusta repetir, tanto es así que ya hice 3…
El primero fue realizado en Lace de Handpainted Yarn en tonos verdes y amarillos y el resultado, como podréis ver en la siguiente imagen, fue un trabajo precioso y tremendo totalmente arruinado por una mala elección de colores en la lana.
Apenas se aprecian los motivos por los cambios de color. Un desastre…
El segundo y tercero fueron realizados en Katia Panamá, algodón perfecto para cualquier estación y con una caída curiosa. Al ser colores lisos, el resultado fue el siguiente:
Se aprecian los diseños perfectamente y luce mucho más el trabajo.
Sin embargo, la misma lana cuyo resultado tan poco me gustó en el Laminaria, fue perfecta para el Cold Mountain de Kieran Folei, quizás por la menor complicación de sus dibujos.
Dos cosas sí que están claras: no hay como experimentar para acabar dándose cuenta de qué lana va con cada patrón, y por supuesto, los gustos siempre son libres 😉