Hoy va a ser un día tranquilo.
Teniendo en cuenta que no podré preparar vuestros pedidos hasta el domingo, para que salgan el lunes bien pronto, voy a compartir con vosotras otra afición que me va a tener entretenida toda la tarde: la repostería.
Aquí se suele llevar el ramo al padrino y madrina, normalmente un ramo de laurel y romero que se puede adornar con caramelos, el domingo de Ramos. Al domingo siguiente, los padrinos le llevan al ahijado un bollo, que suele ser o bien un roscón relleno o bien una tarta de almendra.
El último roscón que los padrinos dan al ahijado, justo antes de que se case, suele llamarse «el florido» y es una tarta, o más bien una acumulación de tartas, de proporciones descomunales. Si no os lo creéis, juzgad por vosotras mismas. El mío llevaba una tarta de almendra y varios pisos de roscón relleno:
Repartí entre un montón de gente y parecía que no se acababa…
Ahora, soy yo la madrina y soy yo quien le lleva los roscones a los ahijados -y al padrino que es un poco goloso y le encanta recibir su bollo 😉
Esto fueron los del año pasado:
No son tan bonitos como los de pastelería porque aun no tengo bien dominada la técnica pero todo se andará…
Además están riquísimos (soy una golosa, lo sé) 😀
No sé si es tradición de todos los lugares. Conozco los bollos que se dan en Asturias y que recibí muchos años. Conozco las monas de Pascua y poco más.
Y a vosotros, ¿recibís o dais bollo?