Hace mil años, bueno, quizás esté exagerando un poquito y sean sólo 25, pasaba los veranos en la casa castellana de mi abuela y en esas tardes de finales de agosto en las que comienza a refrescar, hacía falta una chaqueta.
Podías llevarte contigo mil y una sudaderas que siempre acababas recurriendo al fondo de armario -literal- de la casa de la abuela.
Era un armario enorme, de esos que se extienden de techo a suelo y donde acababa todo lo que nadie quería ponerse.
Allí había prácticamente de todo y entre el cajón desastre, había dos chaquetas de coletas de color café con leche que mi madre había tejido allá por los setenta, una para mi padre y otra gemela para mi tío.
Las recuerdo con mucho cariño por traerme a la mente aquellos finales de verano que ya no volverán y que olían a chaqueta de armario cerrado y a barra de cacao para los labios cortados por el viento de las tardes en aquel pueblo de Castilla.
Ayer me encontré de casualidad con ese patrón en Ravelry, se llama Aidez y que podéis descargar gratuitamente en este enlace.
No es la chaqueta de mi madre, pero no puedo dejar de sentir nostalgia al verlo.
De las ganas de tejerlo, qué os voy a contar <3