Muchas veces vemos los ovillos y nos encantan pero nos surge la duda de cómo puede quedar una vez tejido.
Para ello, os voy a ir poniendo lanas de nuestra selección con proyectos que las muestren y podáis ver cómo se desenvuelve el ovillo 😉
La primera que os voy a mostrar es la Zauberball 100 Fliederduft, «Aroma de lilas».
Estos ovillos son similares a las Zauberball en la distribución cromática. Ambos son de 100 gramos pero tienen la pequeña diferencia de que son 100% lana merino y un poquito más gruesos: 400 metros en lugar de los 420 de las Zauberball originarias.
El nombre de la lana es bastante significativo: Fliederduft nos aporta en forma de color lo que podríamos encontrar en un ramillete de lilas, desde el lila azulado más intenso a los suaves pasteles y el blanco teñido por vetas violáceas.
Es una combinación cromática que a mi personalmente me encanta y que puede ser muy apropiada para quien guste de los tonos azules y fríos.
¿Y cómo queda tejida?
Con un cambio gradual de colores en bandas de desarrollo largo.
El proyecto de arriba es un conjunto de chal y puños llamado Katy Juvilee para el que se necesita un ovillo y un poquito más (420 metros).
Podéis ver más proyectos tejidos con Zauberball 100 Fliederduft en Ravelry.
¿Y combinar esta lana con otra?
Respecto al color, lo ideal en lanas de mucho colorido es no saturarlas metiendo más color: o se utiliza un color de los que ya tiene -el azul más claro del ovillo sería una buena opción, como lo muestra la imagen de abajo-, o se añade un blanco que haría resaltar los colores.
Este chal de arriba es un proyecto llamado Stripetastic que combina una Zauberball 100 Fliederduft con una lana lisa en tonos lilas.
Lo podéis encontrar en Ravelry en este enlace.
Respecto al grosor del hilo y la composición de cara a mezcla de lanas
Lo ideal sería utilizar una lana similar, es decir, que tenga unos 400 metros por ovillo de 100 gramos y cuya composición sea 100 % merino ya que en caso de mezclar lanas distintas, podemos encontrarnos con sorpresas desagradables como que unas partes apoderen a las otras y se quede el punto totalmente descompensado o que las lanas reaccionen de manera distinta frente al contacto con el agua y el trabajo quede hecho un desastre – no debería si la lana está bien teñida-.