Estoy un poquito frustrada porque ayer tuve que dar por finiquitado el Frühling, o al menos esta versión.
Este proyecto me obsesionó un poquito -como todos, para qué lo vamos a negar, si somos tejedoras y nos conocemos-.
Cuando lo empecé, tenía en mi alijo lanero unas cuantas madejas de lace en distintos colores y fui a escoger una rosa raro de la que tenía 2.
200 gramos… si se lleva esto va a ser un monstruo.
El patrón daba indicaciones pero no cuánta lana llevaba. Miré en otros proyectos similares para ver si me aclaraba un poquito y, sin aclararme, decidí empezarlo.
Maldita la hora.
El chal es espectacular, para pasarse un año tranquilamente con él, pero ayer, cuando iba por la mitad del segundo gráfico, me quedaba una pelota tan miserable de lana que decidí abortar la misión.
Tras pensar qué hacer, la idea de añadir una lana en otro color me puso los pelos de punta: ¡¡en este no!
Así que para dolor de mi corazón, decidí sacarle un par de fotos que os dejo por aquí para el recuerdo y deshacerlo entero.
Volveré a intentarlo cuando me haga con unas cuantas madejas -muchas- de la misma lana y color.
¡Ay que penita tengo! :'(
Nooooooooooo, por Dios no lo deshagas ¿no puedes dejarlo así, tal cual? Llevo siguiendo tus comentarios sobre el chal hace muuucho tiempo y te ha quedado espectacular.
Me dio tal rabia que ya está hecho pelotillas 🙁
Jo, que pena! 🙁
Pero Ana!!!!!!, podias haber esperado a tener mas lana y luego continuar con lo que ya tenias……:-(
Que va Ana.Tenía esas lanas desde hace añísimos 🙁
Hay que ser valiente para deshacerlo. Por lo menos la lana es muy chula y se convertirá en otra cosa…
Creo que esa seguridad a la hora de deshacer una labor es un gran signo de madurez tejeril (y de la otra).
Me parecía hasta heroico, cuando de pequeña, veía a mi madre deshacer algo que estaba mal, y no digamos cuando tiraba con el mismo desparpajo del hilo de mi labor; eso dolía y mucho.
Ahora la entiendo perfectamente, así que has hecho muy bien, porque hay algo peor, y es ver una labor que no te gusta para siempre, recordándote lo poco valiente que fuiste.
Well done Ana!
😉